martes, 17 de abril de 2012

Tatuajes. Un Arte Milenario.


Hablar del tópico presente es un poco complicado, trillado y sobre todo criticado en nuestra sociedad actual.
Debido a la poca cultura-educación que se tiene del tema. Aunado a ello, es bastante propenso a burlas o criticas por parte de la sociedad al ver a una persona tatuada, por lo cual podríamos decir que se enfrenta a un tipo de discriminación.
A mí en lo personal me gustan los tatuajes, es una expresión de arte milenario que se ha ido pasando de generación en generación a grandes y menores escalas, para identificarse primeramente a que clan pertenecías, que posición social o militar tenias,  o simplemente para adornar tu cuerpo o tener presente en la piel a tu deidad.
En nuestra cultura mexicana, como es sabido es muy criticado y repudiado esto, se enfrenta a discriminación laboral y social, tachando a los tatuados de gente inadaptada social, o paria, hasta escoria, lo cual desde mi humilde punto de vista es una opinión bastante apresurada y nefasta por parte de esos grupos radicales que a lo largo de este tiempo han venido a imprimirle a lo sociedad la peligrosidad que conlleva un tatuaje.
En lo particular, es un arte, es una expresión, es darle sentido a tu piel, quiero decir, sentirte parte de una idea que cargas en tu cuerpo, a darle expresión al mismo, de darle alma a la piel para que pueda identificarse en su totalidad como una parte del cuerpo.

A lo largo de los siglos, el concepto de arte ha ido variando. Por un lado, se le ha hecho formar parte específica de la filosofía que, a la búsqueda de una perfección ideal, determina unos cánones rígidos de los que no está permitido salir, y por otro lado ha llegado a ser concebido como una manera primitiva y espontánea de expresarse.


¿Es el tatuaje un arte, o no? No queremos desconcertarlos pero es cierto que la práctica del tatuaje permite obtener dibujos y colores a los niveles de las expresiones artísticas más conocidas.
Origenes y Precedentes
Las culturas primitivas han manipulado el cuerpo mediante tatuajes, cicatrices, peinados y pinturas. Actualmente también aceptamos esta manipulación del cuerpo desde la simple depilación o el maquillaje hasta la anorexia de las modelos, o las operaciones de cirugía estética. Culturas diferentes, lejanas entre si, algunas incomunicadas del resto del mundo, han desarrollado la práctica del piercing.

África
Las mujeres Masai alargaban sus lóbulos mediante gigantescos carretes metálicos hasta los hombros. Deformaban su boca con discos que van ampliando de tamaño. Hacia la pubertad debían arrancarse los cuatro incisivos inferiores. En los Mursi se conserva el uso de los platillos los Kanures se aplican una especie de doble tapón en los lóbulos de las orejas y decoran sus mejillas con escarificaciones. Los guerreros Potok llevan en el tabique nasal una hoja de árbol, el disco labial y cicatrices en la espalda.
Alaska
Los esquimales desarrollaron de modo particular la técnica de los labrets(orificios practicados en el labio inferior posteriormente agrandados). Los labrets señalaban el momento de la transición al mundo adulto y en particular para un muchacho significaba convertirse en cazador. Los hombres adornaban en ocasiones sus orejas y narices y con colgantes de huesos, concha o vidrio.
América Central
Los antiguos mayas sentían un gran culto a la belleza. Mediante unas máscaras de madera iban deformando la cabeza de los niños para conseguir un perfil perfecto los tatuajes señalaban el rango y la ocupación. Practicaban el piercing perforando el labio, nariz y orejas con las joyas más caras que podían permitirse.
América del Sur
Los indios Cashinawa se perforaban la nariz para insertarse plumas de colores que indicaban su rango los indios Carafa se escarifican una mejilla y perforan su labio con una fina cuña de bambú. En Brasil los Chavantes se adornaban con pendientes de madera, con cuerdas enrolladas alrededor de cuerdas, tobillos y cuello y con un cono amarillo que cuelgan de su pene.

No hay duda que los humanos se han perforado desde hace siglos. La oreja, nariz o septum son las perforaciones más comunes que podemos apreciar en textos antropológicos o en revistas como National Geographic. Pero la historia detallada de las perforaciones no es posible definirla con exactitud, pues muchas que consideramos como tradicionales quizá nunca existieron. Y en el caso de que hubieran existido, no se encuentran datos sobre ellas o posiblemente fueron destruidos por los misioneros en su empeño por tratar de "civilizar" a las culturas nativas, arrancando sus costumbres y despojándolas de sus creencias. Por otro lado, existe un sinfín de antecedentes sobre las perforaciones que practicaban las tribus de África, las Amazonas, Nueva Guinea, Canadá, Indonesia, India, Venezuela, Borneo, etc. Pero para no irnos muy lejos vamos a enfatizar en las que se realizaban en México, en las culturas mayas, aztecas, olmecas, entre otras.

MAYAS
En su búsqueda del perfil perfecto, los antiguos mayas hicieron uso de las modificaciones del cuerpo para llegar a un grado inimaginable. Las deformaciones de la cabeza eran rutina, ésta era deformada con unos moldes de madera. El ser bizco era un símbolo de gran belleza, así que desde niños se les aplicaban unas bolas de cera en medio de los ojos.

El vello facial del hombre era arrancado como hoy en día las mujeres depilan sus cejas. Los cuerpos fueron pintados para indicar el status y la ocupación. Lenguas, labios, narices y orejas fueron perforadas y decoradas con la joyería más fina que se pudieron permitir. Las perforaciones en la oreja fueron gradualmente expandidas hasta llegar a un grado asombroso. En algunas excavaciones fueron encontradas algunas orejeras de jade, superando el diámetro de siete centímetros.


También se han encontrado dibujos y textos sobre lenguas perforadas, en estas perforaciones metían largas cuerdas, a veces con espinas, y así las jalaban. Los mayas valoraban enormemente el poder mágico de su sangre.
Entre los instrumentos que utilizaron para perforar destacan objetos como agujas punzantes, a veces identificadas como espinas, garras o colmillos, aunque también encontraron hojas puntiagudas de obsidianas y punzantes de huesos de animales y en ocasiones de humanos.
"Quetzalcóatl hizo penitencia, perforó sus piernas, dejó fluir su sangre sobre el maguey. " SAHAGÚN
Los mayas ofrecieron sacrificios de su propia sangre, en algunos rituales se perforaban la lengua en una dirección inclinada de un lado a otro y pasaban partes de paja a través de las perforaciones. Según algunos historiadores, los mayas practicaban la circuncisión.
"También se perforaban el propio miembro, lo perforaban oblicuamente de un lado a otro y por los orificios pasaban gran cantidad de hilo, así que todos los integrantes del rito quedaban atados, ellos untaban a sus ídolos con la sangre que fluía por todas partes."
DIEGO DE LANDA
El universo de los mayas era relativo, balanceado e influenciado con la interacción entre el hombre y sus dioses a través de sus sacrificios y su magia.
OLMECAS
Los olmecas son la civilización más antigua de Mesoamérica, proporcionaban los primeros y tal vez los más ilustrados sacrificios de genitales. En el pasado se encontró un mural, en una cueva del estado de Guerrero, que muestra un jaguar agachado, símbolo de un Rey-Sacerdote, de las garras del jaguar salía una serpiente cuyo cuerpo cambia a un miembro alargado de humano. La obligación de los sacrificios era uno de los tantos ritos que los mayas y otras culturas han heredado de los olmecas.
Como instrumentos para perforar usaban picos de maguey, garras de animales, espinas de pescado, dientes de tiburón y piedras preciosas finamente detalladas.
Ellos poseían una gran variedad de perforaciones en diferentes partes del cuerpo, como las orejas, septum y labios. También se les conocieron perforaciones en la frente, brazos, piernas y genitales. Los aretes estaban hechos principalmente con conchas de mar, obsidiana, cuarzo o jade. Las perforaciones eran una de las tantas formas de modificar el cuerpo en todos los niveles sociales, muchas veces eran un símbolo de acercamiento a Dios.
Los sacerdotes expandían sus lenguas hasta el diámetro de la muñeca. Las perforaciones de la mejilla eran reservadas para ritos fúnebres, en los cuales, miembros de la familia del difunto recibían tal perforación por parte del sacerdote, este tributo era para asegurar un buen recibimiento en la siguiente vida.
AZTECAS
Algunos de los gobernantes siguieron el ejemplo del héroe Quetzalcóatl al derramar sangre de los genitales. Este acto era entendido como la imitación de la primera mítica penitencia de la Serpiente Emplumada, quien trajo vida a la humanidad al mezclar su sangre con los huesos encontrados de tiempos ancestrales.
Para los aztecas, las perforaciones eran un acto de purificación para acercarse más a Dios. Las perforaciones requerían de ritos muy exhaustos de meditación. Los periodos duraban desde cuatro días, para la gente común, hasta 20 días para reyes y sacerdotes, aunque también se sabe de algunos de hasta 80 días. Las primeras perforaciones eran en honor a Tonacatecuitli y Tonacacuitl, amos de la carne.
Éstos rituales iban muy ligados con el consumo de hongos alucinógenos y pulque.
Las perforaciones de oreja y lengua fueron muy apreciadas dentro de la cultura azteca, se dice que éstas se realizaban en los niños en fechas específicas, comparables con nuestro año bisiesto.
Los Xiuhnacochtli (expansores) fueron utilizados por los reyes y gente común, sin embargo, los reyes usaban piezas de turquesa. Las perforaciones de la lengua fueron hechas como un tributo a la Diosa de la Tierra, Coatlicue, la perforación en su honor era un acto único en la vida pues otorgaba limpieza espiritual, era una reflexión para invocar veracidad en el recibidor del arete a través de la cercanía espiritual con los dioses.
Los ancianos, entre los aztecas, tenían grandes tapones de jade en sus lenguas, estas ornamentas iban con ellos hasta la tumba para mantener la veracidad en la siguiente vida.
La perforación del septum es extensamente documentada dentro de los aztecas, entre los que usaban tal perforación desfilaban dioses, como Quetzalcóatl, reyes, sacerdotes, grandes guerreros y nobles. Xiuhyacámitl significa septum perforado en náhuatl. Se dice que los reyes usaban barras de turquesa en tal perforación para los eventos de gala.
Los dioses aztecas, especialmente los que estaban relacionados con la muerte y lo subterráneo, usaban platos en el septum con diseños de cráneos. La joyería típica de Tlatoani (el que habla con una lengua pequeña y veraz) era el labret o bezote, dicha ornamenta era básicamente de turquesa y significaba una alta autoestima y por lo regular era tallada en forma de lengua. Otras joyas para el bezote eran los tapones de oro con esculturas de dioses, reyes o animales sagrados.
A pesar de que las perforaciones de la nariz fueron rechazadas por los colonizadores, por considerarlas no atractivas, existen algunos códigos que describen esta perforación en relación con los dioses Tezcatlipoca (erradicador del pecado) y Chalchiutlicue (la diosa del agua terrestre), ya que ambos fueron comúnmente dibujados con largos tapones tubulares en la nariz.
Otra perforación ignorada por los colonizadores fue la de los pezones; por lo que en la mayoría de los dibujos del pueblo azteca no se plasmaron. Painal, Dios conocido como mensajero de la muerte, usaba argollas de oro en los pezones, aunque también se sabe que Coatlicue las usaba.
OTOMÍES
Los más antiguos en el Anáhuac, los otomíes, usaban bezotes y orejeras; se distinguían por su valor y finura las piedras de los señores y guerreros.
Las mujeres, desde niñas, se rapaban la cabeza; de adolescentes dejaban crecer los cabellos sin peinarlos, y sólo cuando ya habían sido madres se los arreglaban. También traían orejeras, se pintaban el pecho y brazos de colores azules, se adornaban con plumas de colores los pies, piernas y brazos, afeitaban el rostro sobre el cual ponían una sustancia roja en las mejillas, pintaban los dientes de negro. Los señores que gobernaban los cuitlateca, una rama de los otomíes, traían unas piedras preciosas en el septum.

CUEXTECAPAN

Los cuextecapan, que se extendían entre las costas del Golfo, la parte sur de Tamaulipas, el norte de Veracruz y la parte oriental de San Luis Potosí, habían llegado por el mar, tenían la cabeza ancha y chata, los cabellos teñidos de amarillo ó rojo, largos y sueltos sobre la espalda. Ellos se perforaban y limaban los dientes para hacerlos acabar en punta, también perforaban y expandían la nariz para así colocar un tubo de oro dentro del cual atravesaban un plumaje colorido. En los pies llevaban cascabeles de palo ó cobre, con los que generaban música.

ACAXES
Cuando iban a la guerra los acaxes llevaban consigo todos sus adornos y riquezas, uno de ellos consistía en una cola hecha con gamuza, la que se amarraba en la cintura para semejar una cola de animal. Cuando volvían como ganadores, en la fiesta que organizaban, se perforaban el labio inferior y pasaban por él un hueso aproximadamente de cuatro centímetros de largo, y se hacían la misma cantidad de perforaciones equivalente al número de hombres que habían matado.
Ellos cuidaban mucho su cabello que era largo y lo trenzaban con cintas blancas. En el cuello y en los puños llevaban grandes sartas de caracoles y conchas. Se agujeraban el tabique de la nariz y colocaban piedras preciosas como la esmeralda, también en las orejas llevaban muchos zarcillos de plata o cobre, cada uno con una cuenta blanca.

ZAPOTECAS
Las mujeres zapotecas usaban grandes y anchas arracadas de oro en las orejas y pulseras de piedras finas, así como collares de estas mismas piedras y de pedazos de oro. Los pendientes que utilizaban eran muy pesados, por lo que provocaban la deformación de las orejas, muchas veces era por las penitencias pedidas en los rituales.
Los hombres se perforaban para salir a la guerra o para deformar el labio y así llevar el bezote ó "tentetl", que significaba ser un guerrero distinguido. Mayas, olmecas, aztecas y muchas otras culturas son quienes nos marcaron el camino. Quizá no seamos tribus ni nativos pero probablemente somos los modernos primitivos encargados de no dejar que estas prácticas ancestrales queden en la historia, por el contrario, que sigan siendo ritos de estética y placer para las generaciones futuras.

En resumen, los tatuajes es un arte ancestral, es un arte que no muchos en la actualidad entienden, y juzgan sin un criterio al portador del mismo. Estamos inmersos en una ignorancia profunda del tema, de los cuales los medios de comunicación y la sociedad, mientras no lean y se dignen a estudiar un poco el contexto de los tatuajes, nunca podrán ser comprendidos.

La historia no miente, la historia avala y ratifica la bondad y la apreciación de esta arte en su máxima expresión, incomprendida por muchos  y repudiada por otros cuantos.

Un arte milenario, un arte llevado para siempre en la piel, un arte jamás comprendido por la sociedad actual, un arte, un verdadero arte.

Júzgalo tu!!!

Dallock Garza.

1 comentario:

  1. Totalmente satisfecha con la publicación... y más ahora que soy una más al gremio... las personas no se juzgan por lo que llevan en la superficie... por otro lado, tambien opino que hay quienes exageran o lo hacen solo por hacerlo, como comentabamos en la tarde, pocos lo hacen realmente concientes de lo que representa o lo que significa llevar arte en la piel... Muy buena entrada... =)

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